Aunque los contactos vienen de los dos siglos anteriores (implantación del Juzgado y Tabla de Indias, privilegio de disponer del llamado «tercio de frutos» en los buques de la Carrera), el setecientos fue la verdadera época de esplendor del comercio ultramarino de Cádiz. El siglo xviii fue testigo del traslado a Cádiz de la Casa de la Contratación y del Consulado o Universidad de Cargadores (mayo de 1717) y, con ello, de la apertura de una nueva era, la del monopolio gaditano, que iba a extenderse desde dicha fecha de 1717 hasta la de 1778, cuando los intercambios con América quedaron regulados por el Reglamento de Libre Comercio. E incluso en esta última etapa (1778-1828), todavía pudo Cádiz retener la mayor parte del tráfico con Ultramar, hasta el 76,5% del de exportación y el 84% del de importación, todo un éxito debido a la inercia de los flujos mercantiles y a la ventaja de sus infraestructuras.
Cádiz, Comercio Ultramarino, Monopolio, Libre Comercio.