El presente estudio se centra en la participación de México en las exposiciones universales de los últimos años del siglo XIX hasta la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929. A través de las arquitecturas que se construyeron en las mismas, se puede observar la creación de la identidad nacional. Específicamente, nos interesa el pabellón morisco que se construyó para la de Nueva Orleans de 1884, en el que se recurrió a la estética neoárabe basándose, a nivel compositivo, en la Cúpula de la Roca de Jerusalén y, a nivel decorativo, en la arquitectura de al-Andalus y, más concretamente, en la Alhambra de Granada.
Exposiciones internacionales, neoárabe, identidad mexicana, alhambrismo.