La religión puede ser una causa de conflicto, pero del mismo modo también puede ser una importante herramienta para prevenir, gestionar y resolver conflictos. Puede ser una poderosa fuerza de integración o provocar la segregación y marginalización del otro, independientemente de las diferencias teológicas o étnicas que existan a nivel global, regional o local. La religión imbuye toda la vida del creyente y, tanto consciente como inconscientemente, ayuda a modelar su respuesta humana a los retos morales, sociales y políticos que enfrenta cada día. El reto al que se enfrentan los líderes religiosos hoy en día es superar la ambivalencia del pasado y del presente sobre el uso de la violencia, que prevalece en todas las grandes tradiciones religiosas y ayudar a sus seguidores a reconocer la necesidad de vivir junto a otros y de organizarse con otros sin tener en cuenta sus diferencias teológicas.
Religión, conflicto, prevención, ambivalencia, liderazgo.